Vuelo de pájaro

Escribo este artículo desde el piso dieciocho de un hotel en Ciudad de México. Si bien puedo identificar algunos edificios mucho más altos, éste no tiene una altura despreciable. Desde aquí es posible admirar una metrópoli que se desdobla en todas direcciones. Las construcciones vecinas son bajas. Entonces, soy capaz de alargar la vista sin que ésta tropiece con obstáculo alguno. No existen muros de concreto, trabes o ventanales que impidan que la mirada viaje por varios kilómetros en cuestión de segundos.