Ur-populismo
Jesús Silva-Herzog Márquez EN MURAL
4 MIN 00 SEG
El populismo no paga aranceles. En cada encarnación local se presenta como planta originaria: una respuesta que nace de lo profundo de la historia propia para atender su circunstancia. Cada versión evocará su linaje, citará a sus paladines y dará rienda suelta a sus odios, pero no cabe duda de que todos los populismos comparten un estilo, usan el mismo vocabulario y que sus reflejos tienen el mismo resorte. Importa poco que el populismo sea de derecha o de izquierda. Puede ver en el migrante pobre a la amenaza a la identidad o en la élite la causa de todos los males. Hay un populismo primordial que sigue en todo tiempo y en cualquier rincón del mundo el mismo libreto. Ver el segundo gobierno de Trump desde México es constatar ese paralelo. La furia con la que ha vuelto al poder es remedo de lo que hemos vivido en el país desde hace siete años. La destrucción como emblema de cambio verdadero; el ataque a los medios y el afán por intimidarlos; la burla de la ley; el ataque a cualquier núcleo de discrepancia; el desprecio por la verdad y la ciencia; el acoso a los críticos; la persecución de los jueces independientes; la extorsión empleada abiertamente como instrumento de gobierno y el combate a cualquier intermediario.

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Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.