OPINIÓN

Se trata de un saber inscrito en la ley de la costumbre, que es tal vez más importante que cualquiera otra

'Uno y uno'

NEGRO Y CARGADO / José Israel Carranza EN MURAL

4 MIN 30 SEG

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Recientemente se anunció que empezaría a funcionar el "uno y uno" en Santa Tere. Ya desde semanas antes habían ido preparándose algunos cruces de calles, repintándolos, colocando señales, poniendo topes, así que los automovilistas íbamos practicando el sistema aun antes de que nos lo mandaran. Pero, apenas se hizo oficial, y como ocurre ante cualquier medida impuesta por la autoridad, la reacción primera fue repelar, quejarse -lo cual dice mucho acerca de las relaciones entre ciudadanos y autoridad: los primeros vemos siempre con desconfianza lo que decide la segunda, sospechando de modo instintivo que detrás de esas decisiones hay intenciones ocultas o negocios turbios, improvisaciones u ocurrencias, y este recelo se explica por la experiencia acumulada de padecer efectivamente eso, disparates, malhechuras, trácalas y sinsentidos, por parte de gobernantes desgobernados y en forma de políticas mal pensadas y ejecutadas peor-. Acaso los vecinos de la zona y los conductores que por ahí pasamos habríamos terminado por acomodarnos al "uno y uno" si nunca nos hubieran dicho que ya estaba jalando, como suele pasar en los cambios más significativos en los comportamientos sociales, que no precisan de ninguna publicidad y sencillamente los adoptamos. (En el centro de Tlaquepaque, para no ir tan lejos, hay "uno y uno" desde que yo tengo memoria, y no hay más que circular por ahí para acatarlo sin dificultad).