Pablo Lemus no se equivocó, pero sí se excedió. En su ímpetu por diferenciarse del gobernador Enrique Alfaro estiró la liga al punto de casi romperla. Por momentos, el futuro naranja se tornó color flama ardiente. Fue un flamazo político tan caliente como efímero: el eterno desencuentro entre ambos políticos se convirtió en un encontronazo, ahora entre Lemus y la nomenclatura de su partido. La discordia duró poco, pero podría tener secuelas duraderas. El coordinador nacional del partido, Dante Delgado, apagó rápidamente el fuego, aunque quedan brasas ardiendo. El súbito incendio en Movimiento Ciudadano por ahora está controlado, pero no extinto.