OPINIÓN

EN MURAL

2 MIN 30 SEG

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VOTARON a mano alzada, todos uniformados de rojo sangre, coreando "¡duro, duro, duro!" en apoyo a un líder que busca perpetuarse en el cargo. Lo de ayer no fue la fiesta del PRI, sino muy probablemente su funeral. O, mejor dicho, su suicidio colectivo.