Las redes sociales y la inteligencia artificial han permitido que se propaguen las comunicaciones como nunca antes. Para personalizar el contenido del usuario, los programadores crean algoritmos que aumentan la exposición a las cosas en las que estamos de acuerdo y nos identifican. Sin embargo, también reúne a comunidades que de otro modo permanecerían aisladas. Cualquier opinión que pudiera enfrentar, oposición o desaprobación, se normaliza gracias a estos algoritmos.