OPINIÓN

El gobierno de Felipe Calderón presionó una y otra vez a miembros del Poder Judicial

Suprema

Jorge Volpi EN MURAL

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Durante el largo invierno del PRI como partido hegemónico, la división de poderes -al igual que todas las instituciones democráticas- fue una fantasía que jamás existió en la realidad. El Ejecutivo controlaba casi por completo al Legislativo (salvo algunos diputados de oposición) y al Judicial. En este último caso, a nadie escapaba que los ministros de la Suprema Corte -que siempre debió llamarse Corte Suprema- eran elegidos a modo por el Presidente en turno, muchas veces como premio a una carrera de integridad o de lealtad, y esta instancia jamás se atrevió a redactar una sentencia que se opusiese drásticamente a los deseos del gobierno.