Después de una agradable cena, decides pedir la cuenta. Esta llega, la revisas con detalle y subes la mirada, notando las tajantes miradas del mesero, tu pareja, tus hijos y hasta los vecinos de mesa, que prestan atención para escuchar el tan anticipado y determinante porcentaje... la propina. Consideras que te atendieron bien, por lo que 20% cruza por tu cabeza, sin embargo, recuerdas que has estado gastando bastante durante la semana, por lo que se modifica a un 10%. Pero pese a todo análisis terminas dejando el 15%, ya que siempre dejas el 15%.
Analista financiero, con un alto interés por el trasfondo de lo ordinario y cotidiano.