OPINIÓN

Sofía en cuarentena

Guadalupe Loaeza EN MURAL

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El acuerdo parecía perfecto, una semana en casa de Sofía y otra en la de su maridonovioamante. Una de las condiciones para reanudar su relación era que cada quien viviera en casas diferentes; martes y jueves comerían juntos en la de Sofía, y los weekends los pasarían en el departamento de su pareja sentimental. Hacía unas semanas habían cumplido un año con esta misma fórmula, y los resultados habían sido más que óptimos: ni un disgusto, ni un desencuentro y ningún tipo de reclamos. En otras palabras, parecían estar eternamente de luna de miel, después de 20 años de casados. Gracias a la "cuarentena", era la primera vez que convivían tantos días juntos. De allí que Sofía pensara que había que organizarse muy bien para esta nueva experiencia. En primer lugar había que llenar la despensa, comprar la fruta y las verduras no muy maduras, para que duraran ocho días; como la cocinera también se confinaría 15 días, le pidió con anterioridad que cocinara la carne y sopas, para no tener que pasar horas en las cocina; Sofía no olvidó las pastas preparadas, galletas; todo tipo de goodies para el aperitivo, salsas mexicanas, pollos horneados y muchos arroces. Tampoco olvidó los postres: las paletas de helado cubiertas de chocolate, gelatinas y frutas en almíbar. Nunca habían estado tan llenos su despensa y refrigerador. En el congelador ya estaba el vino blanco y el vodka polaco, que tanto le gusta a su pareja. Dos botellas de tequila estaban previstas para las tardes más tediosas y una de Prosecco para la "hora ámbar", en la que el departamento de Sofía suele pintarse, con la puesta de sol, todo de amarillo. En su celular ya tenía la lista de películas y series que había que ver.