Existe una dualidad dentro de mi vida que creo apta para poner bajo la lupa. Por un lado, siempre me he considerado y expresado como un admirador del difícil y arduo estudio. Este que lleva a personas a concluir doctorados, mandar cohetes a la luna y escribir tratados económicos. Largas horas de estudios, extensos debates y todo tipo de acrobacias mentales.
Analista financiero, con un alto interés por el trasfondo de lo ordinario y cotidiano.