OPINIÓN

Simplemente ratita

Guadalupe Loaeza EN MURAL

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Hace unos años, escribí un libro titulado Simplemente Martita (2004), en alusión a la telenovela peruana Simplemente María en donde Saby Kamalich hace el papel de una provinciana que llega a la ciudad a trabajar a la residencia de un millonario, con quien termina casándose, no obstante la burguesía peruana no deja de rechazarla por arribista, pueblerina, cursi y ambiciosa. El título le quedaba como anillo al dedo a la ex primera dama Marta Sahagún. El libro denuncia su juego de simulaciones, sus actos de corrupción con su fundación "Vamos México" y su ambición por ocupar la silla presidencial. Lo que entonces no sabía era que "Una vez convertida en Primera Dama durante el sexenio de Vicente Fox, Sahagún benefició a la organización religiosa (los Legionarios de Cristo) a través de cuantiosos donativos... por medio del fideicomiso Transforma México de la Lotería Nacional y la Fundación Vamos México", como publicó ayer nuestro periódico cuya primera plana lo decía todo: "Van por Legionarios y Marta Sahagún". Por ello ahora la esposa del ex presidente Fox es "Simplemente ratita", "mosquita muerta" y "raterita de Zamora", porque como dice nuestro periódico: "La Fundación Interamericana Anáhuac para el Desarrollo Social de la Universidad Anáhuac y el Comité Nacional Provida fueron las agrupaciones que más apoyos económicos recibieron de organismos públicos gubernamentales", con 59 y 33 millones, respectivamente. Así es Martita, con esa carita toda restiradita, con sus cejas tatuaditas, y cuya conciencia está toda negrita. De haber llegado a la Presidencia, cuánto hubiera robado Martita, y cuánto hubiera apoyado aún más a sus legionarios ratas. "Dios los crea y ellos se juntan". Bien dice Reforma: "La intermediación de Maciel (autor de 60 actos de pedofilia) también fue relevante para que Sahagún fuera recibida por el Papa Juan Pablo II durante una gira de trabajo que realizó el primer Presidente panista. Debido que el fundador de los Legionarios formaba parte del círculo más cercano del Pontífice, la ex Primera Dama pudo ser recibida por el jerarca católico con lo que quedó establecido un intercambio de favores entre ambos personajes". Es decir que Maciel les robaba a los padres de familias mexicanas que aportaban donativos millonarios a los colegios y universidades de Los Legionarios, que a su vez, se sumaban a las aportaciones de la Cruz Roja y más de veinte Asociaciones Civiles e Instituciones de Asistencia Privada, más lo que les juntaba Martita gracias a sus triangulaciones que hacía a través de "Vamos México". En otras palabras, entre más "lana" mandaban el ex Presidente y Martita la ratita al Vaticano, más los quería Juan Pablo II y, por ende, más se ganaban el reino de los cielos.