OPINIÓN

Sillas del Titanic

Denise Dresser EN MURAL

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México excepcional y para mal. México aletargado, varado, paralizado mientras muchos países corren detrás del coronavirus, viendo cómo protegerse de la devastación sanitaria y económica que conllevará. Gobierno tras gobierno anuncian medidas para proteger a las empresas y a los trabajadores, para paliar los peores efectos de la recesión en puerta, para canalizar recursos crecientes a sectores vulnerables. El neoliberalismo es reemplazado por el keynesianismo; el Estado minimalista por el Estado intervencionista. La protección de la planta laboral se vuelve más importante que el mantenimiento de la disciplina fiscal. Pero en México, AMLO insiste en no endeudar, no rescatar, no actuar. Su gobierno se asemeja a quienes, antes de chocar con el iceberg, se abocaban a reacomodar las sillas a bordo del Titanic.