Siguiente paso

Fuimos nosotros los autores de este sistema democrático que actualmente aborrecemos. Es uno que solicita una hipercomunicación, contaminando nuestras calles, medios de comunicación y mesas. Pero estamos en la economía de la atención, por lo que no hay de otra. El gobierno necesita gastar millones, si no es que miles de millones de pesos, en transmitir estas buenas ideas de cambio y bienaventuranza. Estoy seguro de que no hay ningún ciudadano que disfrute este gran proceso mercadológico que son las elecciones. Bueno, tal vez con excepción de los políticos que, al presenciar auditorios llenos entonando su nombre, pasan por esa euforia similar a la de cualquier artista, sin serlo. Pero esperar que trabajen acorde y no pierdan piso, después de pasar por este intensivo campamento de estrellato... me suena ilógico.