Tenemos una noción equivocada del gobierno. Creemos, no sin razón, que todos quienes forman parte del gobierno son políticos que se la pasan grillando. Peor aun: tenemos una concepción tergiversada de los burócratas, quienes también forman parte del gobierno, como una bola de holgazanes que hacen poco y nos cuestan mucho. Ni qué decir de los policías o los agentes de tránsito, también parte del gobierno, quienes son considerados casi como delincuentes. La degradación en la percepción social de nuestras autoridades públicas es preocupante. Salvo honrosas excepciones, la confianza ciudadana en los funcionarios es cada vez más baja.