OPINIÓN

San Ramón

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Catón EN MURAL

3 MIN 30 SEG

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"¡Cómo ha de ser santo Sebas, cuando ni calzones tiene!". El dicho sirve para expresar escepticismo, y alude a San Sebastián, desnudo para recibir las saetas de sus atormentadores, sin más cobertura que la de un leve cendal que cubre sus pudendas partes. "¡Échenle copal al santo, aunque le jumeen las barbas!". Declara que quienes emprenden una acción deben aplicarse por entero para llevarla a cabo. "Con tiento, santos varones, que el Cristo está apolillado". Es la contraparte del anterior. Aconseja prudencia a fin de no incurrir en precipitación. El refranero mexicano es pródigo en referencias religiosas. Desde luego, esos decires ya no se usan, y son sólo curiosidad de memoriosos. Hay una jaculatoria, sin embargo, que la gente sigue empleando para pedir que sus labios sean sellados ante el riesgo de decir alguna majadería. Esa frase es: "¡San Ramón, ponme un tapón!". El santo a quien se pide el inusual milagro del silencio es San Ramón Nonato. Se le llama así porque no nació en modo natural, sino por cesárea. Su atributo más conocido es el candado con que los moros le cerraron la boca para que ya no predicara. Por eso, por el tal candado, le imploran a San Ramón los que quieren o deben guardar silencio. A él se debería encomendar López Obrador antes de empezar cada día su comparecencia mañanera, a fin de que el santo le sellara los labios antes de decir algún despropósito o dislate. El más reciente -no el último desde luego- fue el que dijo cuando se metió a crítico literario y declaró que las novelas de Vargas Llosa son aburridas, y que su lectura sirve de eficaz hipnótico o papaveráceo para conciliar el sueño. Tal afirmación de AMLO mueve a risa, y seguramente ha sido ya causa de comentarios burlones en muchas partes. Poca o ninguna capacidad tiene el tabasqueño para opinar sobre cosas de letras, pues las tiene escasas, según se advierte en su paupérrima forma de expresarse. Hay quienes dicen que ha escrito más libros que los que ha leído. Es muy probable que así sea. Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura, es un extraordinario novelista. Decir eso es obviedad. Sus obras figuran entre lo mejor de la literatura iberoamericana contemporánea. Si López busca un ejemplo de aburrimiento podrá hallarlo en sus cotidianas peroratas matutinas, dichas con lentitud que cansa y con deficiencias de expresión que apenan. Otra vez AMLO expone la investidura presidencial a la irrisión de las naciones civilizadas, y de ese modo causa daño a México, pues lo avergüenza ante los observadores extranjeros. Elevo en este punto un ruego al pío varón que en España vistió el benéfico hábito de los mercedarios y le pido con devoción profunda. "¡San Ramón, ponle un tapón!"... La señora Claus recibió con gesto agrio a Santa y le dijo exasperada: ¡Y no me vengas otra vez con el cuento de que llegas a esta hora porque andabas repartiéndoles juguetes a los niños!"... Con igual acrimonia fue recibido Rudolph, el Reno de la Nariz Roja, por su enfurecida consorte. Le preguntó ésta hecha un basilisco: "¿Ahora dónde metiste la nariz, idiota?"... Comentaba una señora: "Mi marido es antropólogo: conoce todos los antros de la ciudad"... Le cuenta Rosibel a Susiflor: "Fui a un baile de nudistas. Las cosas estaban muy agitadas"... En un rancho de Texas un indocumentado mexicano le dice a otro: "Me pregunto dónde meará mi mamá". Responde el otro: "Supongo que en el baño, como todo el mundo". "¡No, indejo! -se indigna el otro-. Me pregunto dónde pensará mi mamá que estoy"... FIN.