Frente a la crisis que se avecina, no tan solo en materia sanitaria sino económica, el presidente López Obrador, cada vez más distanciado de la realidad, sigue en la lógica del adoctrinamiento, la prédica pseudorreligiosa y la polarización. En no pocos miembros del gabinete presidencial existe estupor y desconcierto, pues el capitán del barco no ve o no parece importarle la inminente tormenta.