Hay personas, de por sí caseras o amantes de buscar un sano aislamiento de las multitudes, que sobrellevan sin excesivo esfuerzo el recogimiento al que nos obliga la pandemia, es posible encontrar espacios positivos en el día a día y realizar actividades a las que no podíamos acceder por falta de tiempo: poner orden en los objetos de la casa, cambiar algo en la decoración, ordenar archivos, leer libros a los que no habíamos podido acceder, releer los consentidos que cada vez nos sorprenden con nuevas iluminaciones y un largo etcétera.