OPINIÓN

Reserva espiritual

Paloma Ramírez EN MURAL

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Dejar el mundo conocido o la burbuja que muchos habitamos desde el nacimiento para vivir entre los tarahumaras no es un comportamiento extravagante. Tan sólo en los últimos días, en que he conversado sobre la Tarahumara con diferentes interlocutores, me he enterado de que tal fue el caso de una amiga, un hermano o de la persona al otro extremo del teléfono. Para muchos la chifladura les duró unos meses. Otros tantos siguen allá, inmersos por más de 20 años en una cultura que antes les era ajena. Quizá estos últimos nunca recobren la sanidad..., o las ganas de regresar al mundo occidental.