OPINIÓN

Mientras el PRI se mantuvo imbatible, hasta el fin del siglo pasado, los políticos gringos siempre nos parecieron fácilmente ridiculizables

Resarcimiento

NEGRO Y CARGADO / José Israel Carranza EN MURAL

5 MIN 00 SEG

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
Cuando Joe Biden por fin aceptó que ya no es un chamaco y eso lo hacía la persona menos idónea para enfrentar al otro viejo necio, malamente estuve metiéndome de más a las redes a fisgonear el ambiente electoral en Estados Unidos. Eran vacaciones y estaba yo de ocioso. En realidad, asomarse a las redes, así sea cinco minutos, siempre es asomarse más de la cuenta. Y con "las redes", en mi caso, hablo de esa cloaca que es Twitter o X o como quiera el demente que lo compró, y sólo de vez en cuando a Threads (que no le entiendo), y a Instagram cada vez menos porque nomás me salen anuncios: parece que todo mundo -la gente real, quiero decir- se fue de ahí o dejó de existir y yo jamás me enteré. El caso es que, gracias a aquel fisgoneo, ahora ya casi sólo me encuentro ahí la incesante metralla de propagandistas, pagados o voluntarios, de un lado y otro, debido seguramente a que el algoritmo dio por hecho que nomás tengo que ver eso.