Poco importa si Rosario Piedra Ibarra, la nueva titular de la CNDH, es buena, mala o indiferente. Poco importa si ha sido víctima y por ello atenderá mejor a las víctimas. Es irrelevante si sabe a cuántos periodistas han asesinado en este sexenio o si le concierne. Podría ser la Madre Teresa de Calcuta reencarnada y santificada. No sería suficiente para justificar su permanencia en el puesto. Las características loables o criticables de Doña Rosario constituyen una variable residual ante la realidad frontal. Esa que Andrés Manuel López Obrador no puede disputar, Morena no puede ocultar, Ricardo Monreal no puede desconocer, y Rosario misma no puede legitimar si es la persona honorable que dice ser. Cuando aceptó que le levantaran el brazo para tomar posesión en medio de un vergonzoso zafarrancho, avaló un fraude.
Denise Dresser es politóloga, escritora, columnista y activista. Coordinó el libro "Gritos y Susurros: Experiencias Intempestivas de Mujeres". Ganó el Premio Nacional de Periodismo en 2010. Su último libro es "El País de Uno. Reflexiones para entender y cambiar a México".