La lucha política puede estar motivada por varios factores uno: contra aquellos que a juicio de los contendientes encarnan como casta dominante la corrupción, la opresión y los causantes de la falta de libertades y la miseria del pueblo, otros con visión más profunda luchan contra el régimen político que propicia la perversión de los actores políticos y como consecuencia todos los males antes señalados, y lo más preocupante son las graves distorsiones de la misión de las instituciones. En el primer caso se cae en la simpleza de creer que desplazando a quienes detentan el poder, se resuelven todos los padecimientos. Así sucedió con Vicente Fox, se creyó que expulsando del poder a las víboras y a las tepocatas se resolverían los problemas del País, y ¿Qué pasó? La corrupción siguió igual, destacándose la que se originaba desde Los Pinos de parte de la familia política del Presidente, quien impotente frente a un torbellino dominante, ambicioso y soñador que le dio el toque de frivolidad y desmesura llegando al extremo de pretender sucederlo en la Presidencia nada menos que su esposa Marta Sahagún.