Regocijo presidencial
Guadalupe Loaeza EN MURAL
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Por increíble que parezca, se diría que la agresión que padeció Denise Dresser en el Zócalo, en el fondo, le dio gusto al presidente de la República. ¿Por qué decimos esto? Porque ayer en la mañanera, no solo no reprobó con contundencia la agresión multitudinaria contra la periodista, sino que, de alguna manera, aplaudió el hecho. Para AMLO, este tipo de manifestaciones agresivas contra periodistas son parte de la transformación de la 4T: "La calle no importaba, decían: 'el pueblo no existe, la política es asunto de los políticos, nosotros somos los expertos, los que tenemos capacidad de analizar la realidad y el pueblo no está preparado para la democracia'. Ese era el pensamiento conservador, no, ya esto cambió. Se queda uno sorprendido del nivel de análisis, la profundidad de mucha gente, de millones de mexicanos, tienen más capacidad que muchos intelectuales, políticos, entonces eso es lo que es sucediendo", agregó AMLO en su mañanera de ayer. Para López Obrador no importa que se agreda impunemente a una mujer en medio de la Plaza de la Constitución por una multitud enardecida, ya que estas agresiones quedan justificadas porque están dirigidas contra sus adversarios de siempre, es decir: los neoliberales, los conservadores, los de la derecha, etcétera, etcétera. A ellos sí se vale insultar y decirles: "Nadie te quiere, fuera, fuera Denise!", "No es tu lucha burguesa, regrésate al ITAM, regrésate a Polanco" y "¡Eres panista, neoliberal!", fueron algunos de los gritos. Si este tipo de brutalidad verbal no contribuye aún más a dividir a la sociedad mexicana, nos preguntamos y ahora qué sigue para los periodistas que no piensan como los de Morena: amenazas por teléfono, allanamiento del lugar de trabajo, intimidación contra su familia, etcétera, etcétera.
Descubrió quién es gracias a la escritura y al periodismo. Ha publicado 43 libros. Se considera de izquierda aunque muchos la crean "niña bien". Cuando muera quiere que la vistan con un huipil y le pongan su medalla de la Legión de Honor; que la mitad de sus cenizas quede en el Sena y la otra mitad, en el cementerio de Jamiltepec, Oaxaca, donde descansan sus antepasados. Sus verdaderos afectos son su marido, sus hijos, sus nietos, sus amigos y sus lectores