En el desarrollo desigual de las naciones, las más avanzadas crean, antes que otras, concepciones teóricas de acuerdo con sus muy particulares condiciones políticas, económicas y sociales, y aún sin proponérselo, marcan pauta para que intelectuales de otros países menos avanzados se ilusionen y se comprometan a hacer realidad esos ideales. Tal fue el caso de los liberales mexicanos que se inspiraron en los ideólogos franceses, principalmente Juan Jacobo Rousseau y su división de los poderes para evitar el despotismo. Con devoción ejemplar, se echaron a cuestas la misión de democratizar la vida del país y abatir los privilegios de las clases dominantes y fortalecer la supremacía de las instituciones.