Cual semillas de esperanza, hoy serán sembrados en fértil tierra romana tanto el cuerpo inerte como el legado al mundo de quien fue el Papa del regreso a lo esencial, el que, leyendo con objetividad los signos del presente, inició la reconciliación con éste, mediante la actualización que tanto necesitaba la Iglesia; mirando hacia el futuro, pero abrazándose al origen, a su raíz primigenia, es decir: a la sencillez, el amor y la compasión que hace más de 2,000 años pregonó Aquel de quien todos los Papas han sido vicarios.