La realidad se ve rápidamente transformada por un presente en formato digital, desencadenando una reconfiguración drástica que desafía las normas sociales tanto para jóvenes como para adultos, generando una marcada polarización demográfica y económica. En este escenario, el conocimiento se erige como una de las herramientas más valiosas para navegar el tumultuoso y silencioso río de una realidad cada vez más líquida para el ciudadano digital. La tendencia hacia la expansión de tecnologías como la realidad virtual, la Inteligencia Artificial (IA), la computación cuántica y las neurotecnologías nos lleva a una vida altamente digitalizada.