La lucha política no tiene fecha de inicio ni tampoco de conclusión. La competencia es como la rueda de la fortuna en la que a veces se está en la altura, a veces a medias y otras abajo; otras se detiene para que unos bajen y otros se suban. Los que están arriba saben que, como a otros los pueden bajar y los que bajaron lucharán por volverse a subir. La política es un juego permanente, nunca se acaba.