A mí me gustaría proponer que para la otra sean sólo los candidatos quienes dispongan de credencial para votar
¡Qué emoción!
NEGRO Y CARGADO / José Israel Carranza EN MURAL
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Hace 48 años, en vísperas de la elección presidencial, Jorge Ibargüengoitia escribió: "Cada seis años, por estas fechas, siento la obligación de dejar los asuntos que me interesan para escribir un artículo sobre las elecciones, que es uno de los que más trabajo me cuestan. Puede comenzar así: 'El domingo son las elecciones, ¡qué emocionante! ¿Quién ganará?'". La sorna infalible del autor de Las muertas se refería al hecho de que el candidato único para llegar a Los Pinos era José López Portillo, postulado por el PRI, por el PPS (Partido Popular Socialista) y por el PARM (Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, cuya mera existencia sugería la impostura o más bien bastardía del PRI, tanto así que el emblema del PARM era el mismísimo Monumento a la Revolución; envejecer es esto, tener que explicar las siglas que antaño fueron familiares para uno y hogaño resultarán indescifrables para quienes han venido llegando entretanto). Digámoslo de nuevo: en la elección de 1976, la boleta para la Presidencia de la República llevaba el nombre de un solo candidato, de tal forma que habría bastado con un solo voto para que ese candidato ganara: todos los electores habrían podido quedarse en casa mientras el propio López Portillo iba solito a la casilla para tachar su nombre. ¡Qué emoción!