La principal manifestación del régimen populista en México en materia de seguridad y justicia es la prisión preventiva oficiosa. Consiste en el encarcelamiento de sospechosos sin una investigación previa, basándose únicamente en las acusaciones del Ministerio Público aun cuando no existan pruebas suficientes de culpabilidad. Esta medida se presenta como "la política pública" para enfrentar la crisis civilizatoria de violencia que aqueja al país.