OPINIÓN

¡Prensa, no disparen!

Genaro Lozano EN MURAL

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Todas las mañanas el presidente López Obrador ofrece un ejercicio sin precedentes en el mundo: una conferencia de prensa en la que habla sobre la agenda pública del día y toma preguntas de los medios. Es un ejercicio de rendición de cuentas que no habíamos visto en México, pero al mismo tiempo el Presidente descalifica el trabajo de medios como Reforma, mientras que México es hoy el país más mortífero para quienes ejercen el periodismo en el mundo. Según el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ), 16 periodistas han sido asesinados en lo que va del 2019 y 7 de esos casos ocurrieron en México.

Todas las mañanas el diario The New York Times recibe los datos de lectores que se suscriben a uno de los periódicos más prestigiosos del mundo. La era Trump ha significado que el "periódico fallido", como lo llama el Presidente, sumara más de 265 mil suscripciones digitales en el primer cuarto del 2019, su mejor número de suscripciones nuevas desde la elección presidencial del 2016, pero al mismo tiempo Trump miente todos los días, tergiversa la información, censura e insulta a periodistas que lo cuestionan y llama a su base electoral a no leer prensa crítica o a no ver noticieros que no le gustan.

Todas las mañanas periodistas venezolanas editan Efecto Cocuyo, un sitio web de periodismo independiente y de investigación que libra la censura y que busca defender los derechos de la ciudadanía a estar bien informada, pero al mismo tiempo el gobierno venezolano ha invertido tanto en medios de comunicación que dicta línea, no permite que periodistas extranjeros hagan su labor sin acompañamiento de guías oficialistas que monitorean el trabajo de los periodistas o incluso los expulsan o les retienen material, como le pasó a Jorge Ramos.

La violencia en América Latina ha hecho que muchos periodistas renuncien a cubrir historias, a que sean intimidados con ataques afuera de sus instalaciones o que sus reporteras sean desaparecidas y que esos crímenes queden impunes.

En México la violencia ha causado ya demasiado dolor y luto al periodismo y la austeridad del gobierno de AMLO no permite que se mejore el Mecanismo de Protección a Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas. Si bien la Secretaría de Gobernación ofreció evaluar el Mecanismo con la ONU, su presupuesto es de apenas 207 millones de pesos, tiene solamente a 36 empleados y casi a 900 personas incorporadas.

Por todo lo anterior, el Comité para la Protección de Periodistas escogió la Ciudad de México para realizar una Cumbre Internacional sobre Libertad de Prensa en la que este mismo martes un nutrido grupo de activistas, periodistas y servidoras públicas hablaremos sobre los retos que enfrenta el periodismo en México y en otros países con contextos de violencia similares o en el mismo Estados Unidos en la era Trump.

El presidente López Obrador fue invitado a la Cumbre, pero hasta ayer no hubo una respuesta positiva por parte de su equipo de comunicación y esto es lamentable porque el Presidente se perderá la oportunidad de escuchar un diagnóstico por parte de periodistas mexicanos y latinoamericanos y además hubiese sido una buena oportunidad para conocer si su gobierno tiene ya elaborado un plan integral para proteger a periodistas amenazados y contra la impunidad en los casos de periodistas asesinados o desaparecidos en México, ya que de acuerdo con el CPJ, México ocupa el séptimo lugar en el Índice Global de Impunidad, sólo por debajo de países en situación de guerra. México tiene el segundo número de casos de asesinatos de periodistas en impunidad, solo después del Filipinas de Rodrigo Duterte.

La 4T necesita darle la vuelta a esto, mejorar su relación con los medios y garantizar las condiciones para que los medios puedan ejercer su labor sin censura, intimidación o violencia. No hay país libre sin medios independientes y sin periodismo crítico.