Ineptitud y uso político de las fiscalías han quedado de manifiesto, otra vez, en dos casos de especial atención mediática. Si en Nuevo León el feminicidio de Debanhi Escobar confirmó que la procuración de justicia es un instrumento de control de la verdad en favor del poder y no de las víctimas, ahora, en Jalisco el Caso Luz Raquel N., y en el orden federal el caso Ayotzinapa, nos obligan a preguntarnos ¿cómo deberían investigar las fiscalías para estar alertas contra estrategias propias de populismo penal?