Externar que la Inteligencia Artificial (IA) representa un alto valor agregado -en procesos, productos y servicios- es prácticamente una tautología (i.e. una verdad evidente). Lo mismo aplica al externar que ahora, como sociedad, gozamos de sus sofisticadas bondades, de sus aplicaciones prácticamente ilimitadas y de su gran diversificación (i.e. áreas de aplicación).