Carlos Salinas tenía su partida secreta, y AMLO tendrá la suya semisecreta. El ex Presidente perfeccionó el uso clientelar de la política social, y el actual parece encaminarse en la misma dirección. Ambos con la misma intención: apoyar a los desposeídos pero también movilizarlos políticamente. Crear redes de seguridad social pero también usarlas como apoyo electoral. Poner primero a los pobres para que voten por un partido hegemónico y así asegurar su longevidad. Eso fue el Programa Nacional de Solidaridad y eso son los nuevos programas de transferencias, similares en cuanto a su opacidad, análogos en cuanto a su discrecionalidad, idénticos en cuanto a la ausencia de reglas de operación y mecanismos de evaluación. El gobierno de la autollamada 4T distribuirá 402 mil millones de pesos, sin que sepamos exactamente a dónde irán y a quiénes beneficiarán. El salinismo de 1988 redivivo en el lopezobradorismo de 2019, creando clientes en vez de empoderar ciudadanos.
Denise Dresser es politóloga, escritora, columnista y activista. Coordinó el libro "Gritos y Susurros: Experiencias Intempestivas de Mujeres". Ganó el Premio Nacional de Periodismo en 2010. Su último libro es "El País de Uno. Reflexiones para entender y cambiar a México".