Donald Trump se dedica a denostar a los mexicanos y luego un hombre armado con una AK 47 mata a cuantos puede. El Presidente estadounidense usa su cuenta de Twitter para identificar enemigos y después un seguidor suyo los asesina. Sin duda hay lecciones importantes que aprender de lo ocurrido en El Paso, sobre el acceso estúpidamente fácil a las armas en Estados Unidos y el racismo y la discriminación y la criminalización étnica. Pero ojalá que el aprendizaje más importante fuera moral. Ojalá echara un poco de luz sobre comportamientos y formas de hablar y actuar que trascienden lo ocurrido en Texas. Lo más fácil sería embestir a Trump por las implicaciones de su retórica rabiosa, sin mirarnos críticamente y ver cómo la emulamos. Lo más sencillo sería ver al trumpismo xenófobo y polarizante como algo aislado, sin precedentes. Como algo excepcional e irreproducible, cuando no es así. Condenamos la violencia verbal y física al norte de la frontera, como si eso permitiera absolvernos de la autocrítica acá.
Denise Dresser es politóloga, escritora, columnista y activista. Coordinó el libro "Gritos y Susurros: Experiencias Intempestivas de Mujeres". Ganó el Premio Nacional de Periodismo en 2010. Su último libro es "El País de Uno. Reflexiones para entender y cambiar a México".