Quien haya ido al supermercado con el estómago vacío sabrá que siempre termina uno ¡¡¡comprando todo!!! Las decisiones de qué comida comprar o qué llevar son muchas veces incorrectas, y esto se explica porque uno tiene hambre y se antojan más cosas, y de ahí es que salimos con una cuenta más abultada y una serie de artículos que probablemente no necesitamos.