Ese fue el grito que se escuchó en la tribuna de la Cámara de Diputados hace unos días. "¡No estás solo! ¡No estás solo!" Un grupo de legisladoras morenistas decidieron subir a tribuna para gritar la consigna. Las diputadas defendían a todo pulmón a un hombre acusado de haber cometido un delito sexual. La exigencia de justicia se convertía en acoso a un hombre al que había que defender. La escena quedará como uno de los momentos más grotescos de la historia legislativa de México. Un grupo de mujeres decididas a impedir que la justicia actuara para valorar la denuncia de la presunta víctima. Se trataba de defender al político y de desoír a quien dice haber sufrido un atentado sexual. Las diputadas daban sentido físico al encubrimiento de Morena. No solamente se solidarizaban con un presunto delincuente sexual, lo rodeaban para convertirse en su blindaje. La Cámara de Diputados le abrió el micrófono al presunto delincuente, sin escuchar el testimonio de la acusadora. Sobre el político que apoyaban las diputadas del partido gobernante no solamente cae esta gravísima acusación. Cuauhtémoc Blanco tiene, al menos, 12 denuncias penales. Se le acusa de fraudes inmobiliarios, de vínculos con el crimen organizado, de lavado de dinero, de desvíos multimillonarios.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.