El "espectáculo" que tuvo lugar en la Cámara de Diputados el pasado martes, cuando se impuso la mayoría de morenistas y sus aliados para cerrarle el paso al proceso de desafuero de Cuauhtémoc Blanco, acusado de abuso sexual, no debe ser visto meramente como un despliegue de machismo político, pues nos quedaríamos muy lejos del problema de fondo.