No siempre, pero de vez en cuando, me doy el lujo. Después de una larga jornada laboral, cuando mi cerebro aún zumba, decido chiquearme y preparo unas papas con limón y salsas, abro una cerveza, me quito los zapatos, subo los pies caprichosamente a la mesa, enciendo la televisión y veo uno de mis programas favoritos: Seinfeld.
Analista financiero, con un alto interés por el trasfondo de lo ordinario y cotidiano.