Mientras la clase política se disputa alianzas, definición de candidaturas o de cómo obtener ventajas incluso ilegales frente a su competencia, pierden la base social que buscan gobernar y las instituciones que anhelan ocupar. En las próximas elecciones de 2024, la disputa más importante tiene que ver con el control político que logren las organizaciones criminales de cargos de elección popular. El tema no está en la agenda de ninguna de las o los aspirantes a suceder al presidente López Obrador.