Los ciudadanos podemos estar medio molestos por las cosas que se nos obliga a cumplir antes de que la autoridad cumpla con la parte que -al respecto- le corresponde. Sin embargo, de lo que estamos completamente saturados, hartos y 100 por ciento "hasta la madre" es de las maneras abusivas, inoportunas, desconsideradas, confiscatorias y tres cuartas partes de agresivas con las que nos sacan la sangre de nuestras flacas carteras por cualquier motivo disfrazado de programa gubernamental, de revisión de rutina, de aplicación de algún reglamento rinconero o de medida disuasiva para que los mortales comunes entremos en la horma del capricho en turno de la autoridad.