Mar de personas en las calles, incendios, gritos y revueltas, se estiman 300 muertos y una primera ministra fugada, así Bangladesh. Comenzó como una protesta pacífica de estudiantes contra un injusto sistema de cuotas para los puestos de trabajo en el gobierno y terminó en un movimiento semirrevolucionario. Entre el tumulto de estudiantes, señoras y revolucionarios, empezaron a susurrar y terminaron gritando el mismo nombre: Muhammad Yunus.
Analista financiero, con un alto interés por el trasfondo de lo ordinario y cotidiano.