OPINIÓN

Montse

Guadalupe Loaeza EN MURAL

5 MIN 00 SEG

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Imagino que la caja en la que se fue para siempre Montse Pecanins, a los 92 años, era de cristal como las que solía fabricar para representar sus teatrines, llenas de muñecas hechas de papel maché o pasta; vestidas de encajes y terciopelos de colores; con pestañas postizas y collares de pacotilla. Hace muchos años, cuando Montse vivía en Nueva York, empezó a hacer estas cajas, las cuales por cierto le salían carísimas. Un día, el pintor inglés Brian Nissen la ayudó con la sierra eléctrica a cortar estas cajas. "Brian es mi marido, mi ingeniero, mi amigo. Brian es todo. Es el hombre que más ha querido a mis hijas y a mi nieto. Todos lo adoran", escribió Pável Granados en su maravilloso libro Teatrines y bataclanas, publicado en el 2013 por el Museo de Arte Popular. Gracias a la beca Guggenheim, Montse y Brian vivieron en Nueva York, más de veinte años. "Soy muy poco adicta a los gringos. No tomo Coca-Cola, no me gustan las hamburguesas, ni los hot dogs. Las banderas gringas me ponen histérica, hablo inglés como Tarzán". Eso sí, Montse y Brian, vivían en un "loft" precioso con una terraza magnífica, en donde empezó a cultivar jitomates. "Me gustaba mucho dar comidas para todos mis cuates. Tuve incluso colibríes que venían a comer. En verano, cada día me tomaba el café en la terraza. Me agarraba una cesta, como si estuviera en el campo. Uno tiene que hacerse metáforas para poder aguantar lo que no le gusta. Después decidí pintar las feas paredes de la casa de al lado, con una escoba y un palo enorme, le puse un pincel y pinté en toda la pared un jardín eterno con bugambilias y glorias y magueyes, y todo mundo lo veía y me decía: '¡Pero qué es esto tan hermoso!' Me amarraba con una cuerda, porque de mi edificio a otro había como un metro y medio, y pintaba la otra pared. Con una cuerda me amarré, para no irme abajo, porque si me voy abajo, en una de ésas ya no la cuento".