OPINIÓN

Menos carne

Carlos Gershenson EN MURAL

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
Muchos no leerán este texto porque no nos gusta que nos digan lo que no queremos escuchar. Pero los reto. No voy a predicar "no coman carne". Voy a sugerir reducir su consumo por diversos motivos. Cada quién es libre de decidir lo que come. Sólo que las decisiones individuales que tomamos afectan además a la sociedad y al planeta.

Hace 50 años, se producían a nivel global menos de cien mil millones de toneladas de carnes (puerco, pollo, res, huevo y carnero). Ahora estamos en alrededor de 400 mil millones y siguiendo las tendencias, en 2050 estaremos cerca de los 600 mil millones.

Se dice que nuestra dieta es tradicional. Error. El consumo de carnes ha aumentado recientemente. Y los países que más han aumentado su consumo no son los que han crecido en población. Estados Unidos, líder mundial carnívoro, consume per capita 30 veces más que India. El motivo: la industrialización masiva de la producción. Con el uso de la inseminación artificial, en los 1950 súbitamente había exceso de carne. Se promovió como algo saludable para venderla. Al parecer, representantes de las cámaras de producción de agricultura han influido en las decisiones nacionales sobre salud en varios países. ¿Qué efectos ha tenido este aumento en la producción y consumo de carnes y derivados?

En salud, todavía hay debate, pero ya hay varias conclusiones. Según un análisis de la OMS basado en más de 800 estudios, la carne procesada causa cáncer y probablemente también la carne roja sin procesar. El consumo de carne también está asociado a enfermedades cardiovasculares y diabetes. Estas tres condiciones son las que causan más muertes y gastos de salud en México y en el mundo. Cualquier reducción en su incidencia es deseable, y simplemente tenemos que comer menos carne. El impacto de los antibióticos y hormonas que se aplican de manera desmedida todavía no se ha cuantificado. Pero tenemos varias enfermedades resistentes a antibióticos que están matando. Y pronto sabremos mejor las implicaciones que tiene una dieta rica en carnes producidas industrialmente en nuestro microbioma.

En el medio ambiente, la ganadería ha transformado a nuestro planeta. El 40% del territorio de Estados Unidos se usa para la producción de carne. Los ecosistemas han sido transformados, notablemente el Amazonas, pero también sucede en México y el resto del mundo. El 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero vienen de la ganadería. Pero casi la mitad son de metano, el cual tiene un efecto 25 veces mayor al dióxido de carbono. La ONU declaró que es esencial reducir el consumo de carne para frenar el calentamiento global. Menos carne implica menor impacto en el planeta. Más aún, se ha calculado que si la agricultura que se cultiva para alimentar ganado fuese para consumo humano, se acabaría el hambre en el planeta.

Económicamente, el valor del mercado de la carne procesada mundial ronda el billón (un millón de millones) de dólares y aumenta rápidamente. Si se reduce el consumo de carne, ¿qué impacto económico habría? Tenemos que comer de cualquier manera, la población sigue aumentando, y no se va a dejar de consumir carne. Sólo si deja de crecer la producción ya sería un enorme logro. También hay que considerar el gasto económico que la industria de la carne genera en salud y medio ambiente. Y hay maneras de reducir estos efectos con medios de producción sustentables.

Y está el sufrimiento. Muchos animales son criados en condiciones deplorables y ejecutados jóvenes. Conociendo una planta de producción de carne quedan pocas ganas de consumirla. Está el olor a muerte. Y entendemos que todo lo que no es vistoso (tumores, órganos, genitales) termina en embutidos. Y les ofrecemos a nuestros hijos: cómete otra salchichita, para que crezcas fuerte. ¿Por qué, a pesar de saber esto, preferimos ignorarlo y comemos cada vez más carne?

El lechón es delicioso. ¿Pero cuántos matarían a un animal con sus propias manos para consumirlo? ¿Qué diferencia ética hay con disfrutar el "trabajo sucio" que alguien más hizo? Si no nos comemos a nuestras mascotas, ¿por qué sí a otros animales?

El gusto de un platillo exquisito pasa muy rápido. La posible culpa de una muerte animal también. Pero los impactos en nuestro cuerpo, en nuestra sociedad y en nuestro planeta son más duraderos. Cada quien elige, pero nos afecta a todos.