Trevor Field era un mercadólogo sudafricano promedio, que se cruzó con un extraordinario problema. En un viaje por las aldeas rurales africanas percibió que las mujeres eran obligadas a esperar sentadas por horas para proveer de agua a sus casas, esto porque la bomba de agua era impulsada por un molino de viento, pero el viento no era constante. Field se indignó por la injusticia.
Analista financiero, con un alto interés por el trasfondo de lo ordinario y cotidiano.