El próximo domingo se llevará a cabo la "consulta ciudadana" para juzgar a los ex presidentes, lo que fue una promesa de campaña de López Obrador como parte de su falaz discurso de terminar con la corrupción en México. Si bien tal ejercicio es, de entrada, aberrante, en virtud de que la legalidad y la justicia no es algo que pueda someterse a consulta, hay más de fondo en esta farsa que vale la pena analizar.