Bienvenidos al regreso a la era más ignorante: la deificación del homínido ancestral anglosajón. Todo lo que no sea hombre, blanco, rosado o naranja -en esa paleta de colores- heterosexual y angloparlante, es un ser inferior. Hay, sin embargo, un detalle científico que podría descubrir exactamente lo contrario: que las características anteriores, cuando rematan con ojos azules, representarían un ejemplar de la especie humana genéticamente debilitado. Ese miedo atávico de los blancos supremacistas vino de observar una reincidencia reproductiva: los ojos azules son un gen recesivo, los negros y marrones son dominantes. Ajá, lo dicen los cromosomas, no lo digo yo. Cosa de mirar la realidad o repasar la tabla de Punnett.
Es escritora, autora de los libros Cuentos de maldad (y uno que otro maldito) y El niño que fuimos bajo el sello de Alfaguara; Las noches habitadas (Editorial Planeta) y Damas de caza (Editorial Plaza y Valdés). Ha colaborado en El Cultural de La Razón, The Washington Post, SinEmbargoMx, El Malpensante, Confabulario de El Universal, Revista GQ, Revista SOHO y otros medios. Desarrolla guiones para cine, teleseries y audioseries.