El sufrimiento de los seres humanos en el curso de su historia lo han padecido los hombres y las mujeres de diferente manera: los varones enfrentando los riesgos de luchar contra animales salvajes y todo aquello que lo agreste de los campos los expone, y contra otros grupos en la disputa por los cotos de caza y áreas de recolección de frutos y semillas; las mujeres padeciendo la incomodidad de la preñez, el dolor y el riesgo del parto. Por su naturaleza, les toca el cuidado de las crías y el sufrimiento de padecer su dependencia alimentaria -hasta la fecha para muchas- del macho, así como la incertidumbre de si regresaran sus hombres o si en su ausencia serán victimas de fieras o de otros grupos rivales o desconocidos.