Acaso en castigo a nuestras calmas, ya que estuvimos ahí ciertamente tuvimos que vérnoslas en un pequeño tumulto
¡Los útiles!
NEGRO Y CARGADO / José Israel Carranza EN MURAL
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Nos dormimos o nos distrajimos en otras cosas, o tal vez estábamos tan ganosos de vacaciones que inconscientemente quisimos prolongarlas lo más posible, hasta que advertimos la intimidante cercanía de su final y vimos qué nos faltaba: ¡los útiles escolares! A lo largo de toda la primaria pudimos reírnos de mamás y papás despistados o indolentes (como era un colegio privado, no precisamente barato, no se nos ocurría que algunos estuvieran en dificultades para destinar unos pesos al gasto), a menudo desvergonzados, que dejaban al crío llegar al arranque del año escolar sin el arsenal completo, a diferencia de la cría nuestra, que ya desde varias semanas antes estaba bien abastecida y lista para echarse a la espalda la mochila descomunal y atiborrada.