La Ciudad de México despertaba agitada un 31 de julio de 1916. Estallaba en huelga la Federación de Sindicatos de Trabajadores del Distrito Federal. Electricistas y tranviarios, exigían que se les remunerara en oro y no en billetes constitucionalistas al considerar que éstos se depreciaban por la escasez de productos y por la inflación.