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Los beneficios de ser espiritual

Natalia Vitela

Cd. de México (11 abril 2014) .-14:00 hrs

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Los beneficios de meditar, respetar, perdonar, creer y, en suma, ser más espiritual, van más allá de lo religioso.

Las personas que cultivan más su espiritualidad están mejor equipadas para enfrentar sus crisis emocionales coinciden líderes religiosos, psicoterapeutas y académicos.

No importa en que se crea, señala Amor Díaz Cruz, terapeuta del Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt, para algunos es mediante su conexión con Dios y para otros con uno mismo, con la naturaleza o con diversas formas de energías.

Independientemente de ello,"es un proceso de crecimiento y transformación que los pacientes describen como sensación de bienestar, de paz, de alegría y de amor así mismos y a los otros", puntualiza.

Señala que, en su experiencia, ha encontrado que las personas que se sostienen en una creencia "es más fácil sobrepasar sus crisis, angustias y duelos".

El problema es que le damos poco espacio a este aspecto de nuestro ser, asegura Ana Paula Domínguez, fundadora y directora del Instituto Mexicano del Yoga.

En Occidente, a diferencia del Oriente, explica, es común que las personas estén desconectadas con su espiritualidad. "Porque no nos enseñaron en nuestra familia como conectar con esta parte o porque estamos ocupados".

Para los especialistas es fundamental que las personas se den tiempo para el desarrollo de la espiritualidad.

Uno de los beneficios, considera Arturo Farela, presidente de la Cofraternidad de Iglesias Cristianas Evangélicas, es frenar la violencia.

El respeto y amor a uno mismo y a los otros y, en su caso, a mandamientos religiosos, frena actitudes violentas.

La falta de desarrollo de la espiritualidad, dice, ha provocado una sociedad sin principios y sin valores.

Una persona puede identificar que está cultivando su espiritualidad cuando tiene buenas relaciones con los demás, goza de paz interna y puede platicar con Dios de forma sencilla y sin miedos, asegura por separado, el Padre José de Jesús Aguilar, titular de Radio y Televisión de la Arquidiócesis Primada de México.

Aclara que es importante distinguir entre religiosidad, que es colgarse medallas, ir a una procesión, asistir a un bautizo, y espiritualidad.

"Mucha gente tiene una religiosidad pero no tiene una espiritualidad".

La espiritualidad, agrega, es poner en práctica los ideales y los valores, agrega.

Debe ser una forma de vida, concluye Marco Antonio Karam, fundador de Casa Tibet México.

Explica que quienes no se conducen espiritualmente no valoran la sacralidad de toda forma de vida, emplean el cuerpo como un instrumento para perjudicar a otros, no respetan las posesiones de los demás y usan la palabra para lastimar o distorsionar.

"Además, perpetuan fricciones mentales y emocionales, como la malicia, el apego, la aversión, el odio, el enojo, la intolerancia", afirma.

Gilberto Bañuelos, profesor de historia de las religiones de la Universidad Panamericana, menciona que quienes no la fomentan suelen ser egoístas, superficiales, materialistas y hedonistas.

"Este tipo de cosas no nos están dando el verdadero sentido de la vida", precisa.

Los ejes

Para cultivar la espiritualidad, líderes religiosos, psicoterapeutas y académicos aconsejan considerar:

Autoestima. Valorarse a uno mismo es fundamental para crecer en la espiritualidad.

Comportamientos virtuosos. Fomentar la generosidad, la tolerancia, la paciencia, la perseverancia, la compasión, el amor y el desapego.

Contemplación. Consiste en mirar algo y reflexionar sobre lo observado.

Meditación. A través de este ejercicio reflexivo se piensa sobre lo pensado. Se regresa a una idea en repetidas ocasiones.

Estudio. Se recomienda leer libros espirituales hasta encontrar las prácticas con las que comulga.

Orar. Se aconseja la invocación.

Perdonar. Libera el resentimiento y están abiertos al desarrollo de la espiritualidad.