Los problemas del país no son producto de lo que se hizo (aunque hubo errores), sino de lo que no se hizo
Lo que falta
Luis Rubio EN MURAL
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Parafraseando a Albert Camus en su discurso al recibir el Premio Nobel, "todos los gobiernos sin duda se sienten destinados a cambiar el mundo". Pocos lo logran. Tan pronto concluyen su mandato, comienzan las reverberaciones: lo que quedó inconcluso, lo que no se hizo, lo que se hizo mal. O peor. En la era postrevolucionaria mexicana la respuesta natural fue la de corregir el rumbo en lo que acabó denominándose la "teoría del péndulo": un gobierno se movía en una dirección, el siguiente corregía el camino en el sentido opuesto. Esta manera de funcionar cambió a partir de los ochenta en que el país optó por incorporarse en los circuitos tecnológicos, financieros y comerciales del mundo en aras de lograr una estabilidad duradera. Desde 2018 el gobierno ha intentado obviar aquel objetivo, lo que ha recreado el riesgo de un movimiento pendular. ¿Dónde quedó la bolita?
Presidente de México Evalúa-CIDAC, institución independiente de investigación. Fue presidente de la asociación de estudiosos de riesgo político y miembro de la CDHDF. Recibió el Premio Dag Hammarksjold (93) y el Nacional de Periodismo (98). Entre sus libros están Un mundo de oportunidades y El Dilema de México: los orígenes políticos de la crisis económica. Es doctor en ciencia política y tiene especialización en administración financiera.